Estar conectados con nuestra sensibilidad puede ser muy nutritivo, gozoso y pleno para nuestras experiencias cotidianas; sin embargo, vivimos en una cultura que desprecia la sensibilidad y nos enseña otros valores. Esta axiología frecuentemente, nos lleva a vivir la sensibilidad como abrumadora y desgastante.
Al negar la sensibilidad, las personas aprenden a bloquear sensaciones y emociones, y a generar una desconexión que les aleja de sus necesidades, adormece su intuición y disminuye su habilidad para gestionar sus recursos. Sin información de otras estrategias para regularnos y para aprovechar esta sensibilidad como una gran habilidad, corremos el riesgo de sobrecargarnos o bloquearnos para no sentir.
Descubre el gozo de sentir, ser sensible es un don.
Aprender a manejar la Sensibilidad como un superpoder, cambiará la forma en la que experimentas el mundo, gestionas tú energía cotidiana, y conectas con la maravilla sensorial que nos permite el cuerpo..
Este espacio virtual propone distintas perspectivas de lo que una persona con sensibilidad disponible es capaz de provocar en su entorno, abre diálogos para acercar comunidades que valoran y generan vínculos desde la sensibilidad, y comparte estrategias para respetar, comprender, validar y aprovechar la sensibilidad como una gran habilidad biosocioemocional.
La sensibilidad y lo social
Hablar de sensibilidad no solo se trata de personas sensibles.
Una sociedad con individuos que gestionan su alta sensibilidad a su favor es más cuidadosa consigo misma y con los demás. Es más empática, le duele lo otro, le duele el mundo, se goza con el entorno, se vincula profundamente. Puede crecer la cordialidad, las dimensiones pazológicas, la dimensión espiritual , la convivencia, y generar ecosistemas armoniosos, más justos y más equilibrados.
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